La filosofía se ha tratado generalmente como un saber erudito sobre muchas cosas, y las formas típicas de enseñanza de la misma han estado asociadas a la trasmisión de información, datos históricos, reflexión sobre problemas ajenos, o, que no nos son significativos en manera alguna. Rescatar la filosofía para la vida, es una propuesta que se pone en práctica a través de las actitudes y formas de enseñanza de la filosofía. Despertar el deseo de aprender sin castrar la pregunta vital es una función esencial del maestro. En este caso, recogeremos la figura de Sócrates como educador así como se peculiar forma de mantener el deseo del otro frente al saber.
LA FUNCIÓN DEL MAESTRO
¿Qué
nos enseña el Laques en cuanto a la educación?
¿Cuál
es la función del maestro en el Laques?
Contextualizando
un poco el texto de Platón llamado Laques tenemos al inicio del dialogo a
Lisímaco y Melesias que solicitan la colaboración de Laques y Nicias, ambos
generales griegos, que los acompañen a una exhibición del uso de armas; esto
con el fin de que les aconsejen acerca de la formación de sus hijos y de si
estos ejercicios mejoran las actitudes de los muchachos para bien y honra
(Platón, 178a).
De este primer párrafo, evidenciamos, como hay una
atribución de saber, por parte de Lisímaco y Melesias, hacia Laques y Nicias y, posteriormente, de éstos hacia Sócrates. Si reflexionamos sobre la relación
maestro-estudiante nos percatamos de esta atribución de saber: el estudiante
cree que el maestro sabe algo, le atribuye un saber. Pero ¿Qué hace Sócrates
con la atribución de saber? Generalmente Sócrates se muestra como alguien que
no sabe pero que está dispuesto a acompañar en la reflexión de los que indagan.
Por la tanto, Sócrates que aunque dice no saber mantiene la atribución de saber
dada por el otro para mantener la reflexión, éste [Sócrates] no da un “no”
rotundo que acabe con el dialogo sino que se muestra en la forma de un “no,
pero…” con lo cual logra mantener la disposición del otro por aprender. De un
lado, tenemos que, un rechazo tajante de Sócrates a la “suposición de saber”
imposibilita el diálogo y, de otro lado,
un manifestar expreso del saber mata el deseo del otro. En la respuesta que el otro da siempre hay un
poco de verdad. A Sócrates, no le interesa tener la razón sino la intención deseante
del otro. En la estructura del saber encontramos un engaño, el maestro tiene que
mantener la suposición y al mismo tiempo
hacer explicito su saber, manteniendo, claro está, el deseo del otro. No darlo
todo de una vez, reconocer que el otro en lo que dice, dice algo de verdad y
mantener el deseo del otro por el saber son los elementos principales del
mecanismo educativo; así como, el hacer explicito al mismo tiempo que ocultar
son elementos necesarios del saber. Actitud representada diestramente por la
figura del maestro Sócrates.
BIBLIOGRAFÍA
Platón,
[1981] Diálogos tomo I, Editorial Gredos, Madrid, 1985.
No hay comentarios:
Publicar un comentario